viernes, 1 de marzo de 2013

El diablo


El diablo no brinda opciones fáciles.
Si lo hiciera, en lugar del diablo sería un asqueroso aspirante a fullero, haciéndose pasar por el auténtico.
El diablo de verdad no nos hace elegir entre el bien y el mal. Para la mayoría de las personas, eso resulta demasiado fácil. La mayoría de la gente, incluso cuando se enfrenta a tentaciones que van mucho más allá de lo que habrían podido imaginar, elige hacer el bien.
Por eso, el diablo verdadero te pide que elijas entre mal y peor. Que un miembro de tu familia muera de una adicción horrible o traicionar a un amigo. Para eso es el diablo, tío, y, cuando está en plena forma, no te hace elegir entre el cielo y el infierno, sino entre el infierno y el infierno.
Josiah Pamavatuu es un buen tipo y nadie lo duda. Conduce un camión con dos mujeres mojadas y temblando a su lado y su mejor amigo en la parte trasera: un tío que, para él, es como de la familia.
Pero "ser como" no es lo mismo que "ser".
"Ser" es "ser".

(Don Winslow, El club del amanecer, Madrid, Martínez Roca, 2012, pg 223)

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