domingo, 25 de noviembre de 2012

Encontrando una víctima


Había en esos versos algo que le sonaba a mensaje cifrado. Un no soy nadie, mátenme. Ruego eutanásico disfrazado de mala literatura. Báez Ayala pensó que cualquiera podía planear el crimen perfecto. La gran dificultad residía en encontrar la víctima adecuada que mereciera la pena. Una vida al pedo que honrara la muerte. Cerró la libreta cuando la chica le trajo el café.

(Horacio Convertini, La soledaddel mal, Villa María, Eduvim, 2012, pg 29)

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