martes, 21 de febrero de 2012

Detective a la mexicana

Cosa fácil, Paco Ignacio Taibo II


A Paco Ignacio Taibo II lo tenemos de mil lugares. Primero, como responsable de ese paraíso con forma de colección que sigue siendo  “Etiqueta Negra” de Júcar. Ahí el tipo elegía las novelas y escribía los prólogos. Y ni unas ni otros pasaban desapercibidos, nunca. Suele suceder cuando la gente sabe de lo que habla. Y, por supuesto, también lo conocemos por ser el responsable de la mítica Semana Negra de Gijón, tan atacada hoy. Mil cosas: historiador, biógrafo del Che Guevara… y novelista. Porque, sí, alguna vez me tenía que llegar, y agradezco que así haya sido, la hora de encontrarme con una novela de PIT II, la hora de conocer al famoso Héctor Belascoarán Shayne.

Cosa fácil es la segunda historia protagonizada por este detective mexicano de apellidos contrastantes (para ver quién es Héctor Belascoarán Shayne, nada mejor que darse una vuelta por lo de Alice: Mis detectives favoritos es perfecto para aquellos aficionados a las biografías de personajes). Y son pocas las páginas que necesita el autor para poner a su protagonista frente a tres casos, todos imposibles de rechazar.

Primero, un misterioso viejo en un bar, a cambio de una bolsa de monedas, le pide a Héctor que busque a Don Emiliano Zapata, el revolucionario mexicano. ¿Muerto en 1919? ¿Rodando por Centroamérica, empujado otras revoluciones? Lo que sea que haya pasado, pero el viejo quiere pruebas.

En segundo lugar deberá encontrar al asesino de un ingeniero. Dicho así parece un caso cualquiera. Pero hay detalles: 1) quien lo contrata a Héctor es el gerente de la empresa en la que la víctima trabajaba; 2) el cliente (es decir, la empresa) parece con toda la intención de “colgarle el muerto” al sindicato, que está siendo un poquito más combativo que lo que el buen gusto recomienda…

El tercero es el más “clásico” de todos. Hay una adolescente que intentó varias veces suicidarse. Su madre, una actriz en declive pero aún bastante apetecible, contrata a Héctor para que, a la vez que impide el suicidio, encuentre los motivos de tan inexplicable proceder.

Planteados los tres casos, HBS comenzará a moverse por la asfixiante geografía del DF mexicano. Siempre caminando, bajo el sol o la lluvia, o en “camiones”. Siempre con un libro en el bolsillo. Insomne casi todo el tiempo, va del despacho a casa y de casa al despacho: escritorio que funciona a la manera de esas “camas calientes” usadas por distintas personas a lo largo del día, Héctor lo comparte con un plomero, un tapicero y un ingeniero experto en cloacas (este sólo por las noches). En ese escenario tienen lugar las elucubraciones conjuntas, en las que gracias al humor más la temática más el lenguaje, todo bien local, el lector puede “respirar” México.

La novela se ve atravesada por otros asuntos personales de Héctor: pierde a su madre, recibe una cuantiosa herencia de ella —incómoda según sus convicciones—, debe compartir ciertas decisiones con sus hermanos. Y con ellos se entera, gracias a una memorable carta —verdadera joya, relato dentro del relato— de las aventuras de su padre, vasco, marino y luchador socialista.

Belascoarán Shayne no es un detective cualquiera. Tiene particularidades que lo separan del estereotipo. Por empezar, no le sobra profesionalismo —obtuvo su licencia por correspondencia— y a veces duda sobre su vocación. Le gusta su trabajo, pero hasta ahí nomás. Tampoco parece muy en paz con su pasado de ejecutivo en una multinacional, en franco conflicto con sus convicciones ideológicas. Convicciones que, a mi criterio, son su rasgo más representativo. ¿Cómo las conocemos? Porque en Cosa fácil HBS habla y se mueve y se planta —nunca “reflexiona”— frente a conflictos sindicales, o buscando a una especial figura histórica, o “descubriendo” los ideales de su propio padre, o hasta escuchando música en la radio. Pura pericia del autor: sin que el personaje nos “explique” nada de él, cerramos el libro con la sensación de haberlo conocido.

Gran personaje, de un gran autor. Me los debía a ambos. Menos mal que, como dicen por ahí, “nunca es tarde…”

1/12

PS: si querés saber más acerca del misterio de los tres nacimientos de HBS, no te podés perder esta investigación del amigo Kike Ferrari. ¡Buenísima!


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