viernes, 5 de agosto de 2011

Protocolo

… mi historia era distinta. Mi padre estaba muerto. Joe se acercó y me presentó a algunos personajes del hampa. Ellos sabían quién era yo, conocían la verdad sobre mi vida. Ese era el mundo del que había intentado escapar. Se mostraron educados y respetuosos. Jamás he visto mayor sentido del protocolo que entre las personas de ese mundo. Pero también se mostraron recelosos. Yo era la hija de McCluskey, Big Jock, que había muerto en circunstancias sospechosas. Los pecados del padre. Recordaba la voz que había oído de niña por teléfono: “Tu papá era un soplón”. Pero, por encima de todo, creo que era la superstición la que contribuía un poco al distanciamiento en su actitud. Yo traía mala suerte.

(Jake Arnott, Crímenes de película, Buenos Aires, Mondadori, 2011, pág. 240)

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