lunes, 18 de abril de 2011

Nadie es inocente

Se presume inocente, Scott Turow

Impulsado por las buenas reseñas de la secuela, Inocente, aparecida hace poco, me dije “empecemos por el principio”, y decidí entrarle a la primera novela y famoso best-seller de Turow, Se presume inocente. Todo un clásico entre los thrillers legales, y exitosa peli adaptada con Harrison Ford como protagonista.

Mi experiencia anterior con esta suerte de subgénero se reducía a unas diez páginas soportadas a un Grisham, más una muy lejana lectura de Testigo de cargo, de la Gran Agatha. Y punto. No es un formato de historia que me atraiga en especial. De hecho, las de Mickey Haller son las novelas de Connelly que menos me gustan. Pero Se presume inocente es una novela tan buena que invita a leer una secuela. Claro que esto no tiene nada que ver con que sea un thriller legal: se debe a que es una Novela con mayúsculas.

Rozat “Rusty” Sabich es el ayudante del fiscal Horgan. Trabajan en el condado de Kindle –una ciudad ficticia pero que algunos relacionan con Chicago, lugar de origen de Turow–, donde ocurre un crimen: la bella y ascendente Carolyn Polhemus, también ayudante del fiscal, es encontrada en su departamento. Atada, violada y, por supuesto, muerta.

Hay algunos “detalles” que le agregan suspenso a la investigación del asesinato. Primero, el caso se le asigna a Rusty Sabich. Segundo, Rusty y Carolyn tuvieron una “historia”, gracias a la cual el matrimonio de Rusty hoy tambalea (como tambalea su amor propio cuando, durante la investigación descubre que Carolyn tuvo otras cuantas “historias”…). Tercero, la acción transcurre en plena campaña electoral para la reelección de Horgan.

Así las cosas, no pasa mucho tiempo hasta que el mismo Rusty es señalado como sospechoso. Debe empezar a trabajar para defenderse de las acusaciones de Nico Della Guardia (el nuevo fiscal general) y su ayudante Tommy Molto. Y para ello contrata a un brillante abogado, otrora adversario, el argentino (sí, todo es posible en Kindle County) Alejandro “Sandy” Stern.

La novela no es solamente un desfile de testigos frente a un juez, o una serie de tecnicismos expuestos por forenses y peritos. Es eso y mucho, muchísimo más. Tiene todo el suspenso de las buenas novelas de intriga. y se resuelve con una vuelta de tuerca sorprendente. Pero lo más valioso es la hondura psicológica del personaje de Rusty. Inmerso en una investigación que lo compromete emocionalmente por tantos frentes, Rusty sufre, y lo expone en sus largas, dolorosas, desesperadas reflexiones. Es inteligentísimo, y no del todo inocente, y lo sabe. De ahí que Rusty finalmente no sea de esos personajes de los que uno “se hace amigo”. Pero sí es un tipo al que uno va a recordar, y del que no viene mal tener noticias recientes. Y parece que las hay en Inocente, su nueva historia.

Traducción: Javier Sainz de Robles

2/11

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