lunes, 27 de septiembre de 2010

Mal olor en el swinging London

Canciones de sangre, Jake Arnott

Segunda novela de Arnott que se edita en castellano, Canciones de sangre responde largamente a cualquier expectativa que uno se haya creado luego de la sorprendente y muy buena Crímenes a largo plazo.

Estamos en el Mundial de Fútbol de 1966, río revuelto en el que nadan toda clase de peces, y ganan todo tipo de pescadores: mafiosos malteses, policías corruptos, políticos de vida licenciosa, nobles de segunda categoría, aristócratas deshilachados. El swinging London en ebullición forma el marco para esta historia que explota cuando una banda de ladrones aficionados mete la pata muuuucho más allá de lo aconsejable, y todo termina con unos cuantos policías asesinados.

Canciones de sangre resulta veloz y muy entretenida. Arnott construye, con esa especie de elegante decadencia que parece envolver todo lo inglés, una historia entre tarantinesca y ellroyiana, si se me permiten los neologismos. Desde luego, no tenemos a Los Ángeles como escenario, pero sí a otros elementos distintivos que me recordaron a esos dos creadores. De Tarantino es el ritmo vertiginoso, los delincuentes inútiles, el humor. Y bien Ellroy es casi todo lo demás: la clásica pareja competitiva de amigos polis -el honesto y el no tanto-, dos aristas del triángulo que cierra con una sola mujer, que los une y los distancia, que los atrae y los enfrenta; el periodista amarillo que hurga en la mugre y que, bien mirado, apenas se diferencia de un rastrero chantajista; la persecusión obsesiva de un delincuente a lo largo de casi 20 años, hasta bien entrada la etapa Thatcher.

Hay quien en la contratapa anuncia que estamos frente a “la versión británica de L.A. Confidential”. No lo suscribo directamente por mi absoluta devoción a esa obra maestra de Ellroy, pero tengo que admitir que es una afirmación con buena parte de verdad. Muy recomendable.

Traducción: Ignacio Gómez Calvo

4/10


lunes, 13 de septiembre de 2010

Detective se busca a sí mismo

El tejedor, James Sallis

Segunda historia de Sallis que llega a mis manos, El tejedor también es protagonizada por Lew Griffin, detective negro de New Orleans. Dado al alcohol. Ex combatiente. Amante de la literatura y el blues.

La novela atraviesa distintos períodos de la vida de Griffin, y distintos episodios, no necesariamente vinculados entre sí. Primero debe averiguar el paradero de una activista negra. Más tarde pasa un tiempo en una clínica de rehabilitación. Allí un compañero le habla de su hermana, y Lew sale a buscarla. También conoce a Vicky. Y también pierde de vista a su hijo…

El tejedor es una historia amarga y triste, y a la vez luminosa. Tiene sus chispazos de humor ácido, pero también muestra lo que significa para muchos ir con la negritud a cuestas en el ambiente casi siempre hostil de la sureña New Orleans. Su jazz, sus bares, sus borrachos desfallecientes. La literatura como camino de salvación.

Rodeado de personajes de esos con quienes se salvan la vida mutuamente (su amigo el policía Don Walsh, su amiga-amante-mujer, la prostituta LaVerne), Griffin es un detective que viene a ganarse un lugar entre los detectives memorables. Debajo de la Trinidad Marlowe-Spade-Archer, pero perfectamente conviviendo con el Scudder de Block, el Pepe Carvalho de Montalbán, el Bosch de Connelly.

La maestría de Sallis en la construcción del personaje, que vemos a través de su propia visión del mundo, desencantada y esperanzada a la vez, y en lograr esa presencia fortísima de la ciudad, sus costumbres, su gastronomía, su origen francés, hacen de esta novela, y de todas las de la serie de Griffin que se han cruzado en mi camino, un verdadero clásico.

Traducción: Mireia Porta i Arnau

4/10

jueves, 9 de septiembre de 2010

Primer tango de Muñecas

Kriminal tango, Álvaro Abós

Un tipo cualquiera, un contador, sale de su oficina del centro. Lo que parece un mediodía más, terminará siendo bastante especial: veinte minutos más tarde el cadáver del contador se está quemando dentro de un ataúd, tirado en una intersección de dos calles del puerto de Buenos Aires.

Así comienza Kriminal tango, esta muy buena novela de Álvaro Abós, y así comienza para su protagonista, el Inspector Muñecas, el “caso Levinski”. Un caso difícil, impenetrable. Las tramas que se ramifican partiendo del tronco que es el Estudio Levinski incluyen inversiones extranjeras, lavado de dinero, negociados con la recolección de basura, mafiosos chinos… A esta altura nadie se asombra de que un estudio contable maneje algunos asuntos poco claros pero, ¿qué tan oscuros deben ser como para explicar la brutalidad de los asesinos de Levinski?

Muñecas, un personaje que se las trae, es portador de una melancolia que roza con la desesperanza. Violinista y tanguero, esposo abandonado, duro interrogador, el Inspector de la Federal nos lleva de la mano, junto con su colega Magro, a través de una Buenos Aires oscura, hostil, fría, pero absolutamente reconocible: tanto que es la ciudad un protagonista más de esta historia.

El oficio de Álvaro Abós, que ha abrevado en el cuento, el ensayo y la novela, se evidencia en su estilo pulido y cuidado pero a la vez con la contundencia que requiere una buena historia criminal. Todos los elementos del clásico policial negro están presentes en Kriminal Tango: hay corrupción y asuntos poco claros, hay burocracia policial, hay calles y cafés de una Buenos Aires que siempre es testigo y cómplice. Hay policías que no tiemblan a la hora de dar y recibir, milongas peligrosas y un caso que, mucho tiempo después de haber sido abandonado, resurge y comienza a ver la luz …

4/10

Breve manifiesto de motivos e intenciones

Si de reflexionar acerca de esto de los blogs y la hiperconectividad que nos mantiene ilusoriamente comunicados se trata, la más sabia afirmación la leí en una remera (o camiseta, o t-shirt) que rezaba: “No one cares about your blog”. O sea: a nadie le importa tu blog. Una frase de esas que se acomodan en la memoria por resumir de manera casi perfecta aquello que se sabe desde siempre.
Así y todo, calculo que algunas razones deben tener los autores de los más de cientocincuentamillonesdeblogs dedicados a la novela policial negra que hay en la web.
Yo también tengo las mías:
- Me gusta escribir. Y me gustaría saber hacerlo más o menos bien.
- Pero más me gusta leer. Más específicamente, el policial negro, el thriller, o el “género negrocriminal”, como le dicen en España. Es el género que me gusta, el barrio literario al que me mudé hace rato. Y aunque de vez en cuando viajo al centro, siempre estoy esperando el momento de volver a mis calles. Así me funciona.
- Me atrae la idea de releer en el futuro las impresiones que causaron en mí ciertas novelas, ciertos autores, cierta literatura.
- Me vendría muy bien tener este link a mano para usarlo como respuesta a las preguntas: “¿Qué estás leyendo?”, “¿Qué me recomendás para leer?”, “¿Quién es tu autor favorito?”, “¿Qué carajo hiciste para acostarte a las dos de la mañana?”, “¿Leíste algo de …?”, etc.
- Satisfacer mi costado ingenieril y acercar respuesta a cuestiones tales como: ¿cuántos libros leí en un año? ¿promedio de velocidad de lectura? Sí, está bien, lo admito: esta razón es un poco freak.
- Ordenar información sobre mis propias lecturas negrocriminales: años en que trancurren las historias, lugares, personajes, motivos, etc. Esto me permitirá deslumbrar a propios y extraños, respondiendo rápidamente a preguntas tales como “¿cuántas novelas conocés con chantajes y que transcurran en Europa en el siglo XX?” o “¿cuántas novelas que transcurren en Nueva York, y que tienen al menos un asesinato he leído?”... Efectivamente, soy un tipo raro.
Mi nada original idea es comentar, o reseñar, o escribir unas líneas acerca de las novelas, cuentos, relatos, notas o ensayos que se crucen en mi camino. O acerca de cualquier asunto que se relacione con la literatura que me gusta (quien dice literatura dice cine, dice historietas, dice...)
Me pregunto una cosa. Dado que casi permanentemente leo novela negra, los comentarios irán apareciendo a medida que se suceden las nuevas lecturas. Ahora, ¿qué pasa con los libros ya leídos? Mejor dicho, con los Grandes Libros ya leídos. Porque, he de admitirlo, tal vez muchas de las obras más memorables que vaya a leer en mi vida… ¡ya las he leído! Que se entienda bien: soy un ignorante al que le falta muuuucha lectura, pero digamos que es muy probable que no vaya a leer algo nuevo, en cuanto al género que nos ocupa, que alcance la estatura de El largo adiós… ¿Significa que me quedaré sin comentar semejante obra? ¿O este ejercicio será un camino hacia el -a cierta altura de la vida de un lector- inevitable e irreversible proceso de relectura? Quién lo sabe…
En cuanto al nombre del blog, se lo robé al enorme Ross Macdonald. Es de una vieja novela suya que leí, vaya uno a saber cuándo. Seguro que no existía Internet, ni los blogs. Ni recuerdo de qué se trata, pero lo que sí recuerdo es que cada vez que leí al viejo Ross cerré el libro sabiendo que acababa de leer una gran novela, obras importantes de verdad.
Por último, todo lo que aquí se comente o reseñe lo he leído, o releído, y está en mi biblioteca. Parece una tontería puntualizarlo, pero, tal como sabemos que está el mundo e Internet…
Hecha la aclaración, ahora sí, adelante. Son bienvenidos.